El teatro de títeres puede tener su lugar en espacios educativos y ser una buena estrategia para fomentar el juego y el movimiento a través del arte. El invita a pensar por un lado, el teatro de títeres como  práctica cultural y el lugar específico que adquiere en la escuela. Por otro parte, busca entender la relación entre los títeres y los derechos de la infancia, centrando  la perspectiva en el  niño como productor cultural y no solamente como consumidor. En este sentido, se conciben los contenidos como herramientas para mediar entre los saberes de los niños y el conocimiento curricular.